El trabajo como maldición
No se si eres una de las personas que no le gusta ir a su trabajo, quizás el tema no es tanto que te guste o no trabajar, a nadie le «amarga un dulce», en el sentido de que es necesario el ocio, pero la cuestión no es tanto esta, sino si realmente ¿te gusta lo que haces?, es decir, si te gusta en este sentido trabajar…ir al trabajo.
¿Eres de los que estás pensando en la hora de salida? o quizás te planteas a menudo ¿dejar tu trabajo e intentar buscarte otro? Si es así, quizás lógicamente no te guste tu trabajo y te sientes más esclavizado que otra cosa, no sientes como álguien que se desarrolla en lo que hace.
La verdad es que durante la mayor parte del día, la gente se siente esclavizada, metida en una actividad obligatoria que no tiene mucho que ver o no tiene mayor relación con su vida personal, ni conlleva felicidad a dicha vida, ni tampoco plenitud, y lo ve más como algo que hay que hacer obligatoriamente para tener un ingreso económico.
Por eso hacemos una división entre lo personal y lo laboral. Nos referimos a esa vida que comienza cuando se abandona el trabajo, es decir, cuando termina nuestro horario de trabajo.
El trabajo, bajo este esquema, se vive como una obligación, como un sinsentido, como algo que obligatoriamente hay que hacer pero que, mayormente, no es agradable de hacer, es decir que se considera como algo que uno no hace con ganas, lo cual implica que uno esté constantemente esperando a que llegue la hora de la liberación, es decir, la hora de salida, esperando al viernes o sábado, según que casos que es cuando nos liberamos de este yugo, entrando en casi un estado de éxtasis
El éxtasis que viven los asalariados los viernes es casi comparable a un estado de vida en un paraíso terrenal.
Hasta ahí bien, lo que pasa es que si realmente es así, estamos presentando una división entre nuestra vida y el trabajo, es decir hay una rotura entre una cosa y la otra, viviendo en realidad en una vida fragmentada o dividida, la cual mayormente consiste en el tiempo que trabaja, en donde la pasa mal, en donde no es feliz, donde no se siente que está haciendo algo por sí mismo y no ve la hora de que llegue la hora de salida.
Esto a la larga no es bueno, ni para nuestra mente, ni para nuestro sique ni para nuestro corazón (tanto físicamente como emocionalmente) pero, ¿Cómo hacemos para solucionar este grave problema?
La verdad es que no nos podemos permitir el lujo de no trabajar, pero ¿Y si creáramos una actividad laboral de la cual no tuviéramos que escaparnos? Nos referimos a una actividad laboral que si que pudiésemos considerar como una parte esencial de nuestra vida. ¿Qué pasaría si pudiéramos hacer eso?
Transforma tu trabajo
¿Cómo logramos esto?: No existe una fórmula, para cada persona puede ser muy diferente la solución, pero voy a brindar algunas ideas que seguramente te puedan servir
Lo primero que tenemos que pensar es que tenemos que empezar a recorrer un camino donde el trabajo que realiza una persona empiece a tener vinculación con algo que es muy importante para su vida: la vocación personal. Muchos problemas que existen en nuestros trabajos se deben a que no es un trabajo que esté relacionado con nuestra vocación, es decir, con aquello para lo que nacimos, no relacionados con los dones que tenemos como personas. Por lo tanto, debemos reflexionar: ¿Cuál es nuestra vocación?, ¿Para qué hemos nacido?, ¿Qué es lo que nos gusta hacer?
Si no lo sabemos, debemos tratar de descubrirlo.
Obviamente que esto hay que hacerlo poco a poco, pero primero debemos tomar conciencia de este problema y, justamente hay que recorrer un camino hasta alcanzarlo, pero si no somos conscientes del problema, nunca tendremos ninguna meta o ningún objetivo.
Yo soy profesor de profesión y me pregunto ¿Cómo viven los chicos o adolescentes el estudio?, ¿Lo viven como un trabajo, es decir, como algo de lo que hay que escaparse? ¿O lo viven como algo que hay que hacer por obligación, por ejemplo, cuando esperan a que llegue el timbre de salida del colegio?
Si lo viven de ese modo el problema lo van a tener en el futuro inmediato ya que de forma similar, en la actividad laboral futura de la persona seguramente va a suceder lo mismo.
Pero no necesariamente esto tiene que ser así, debemos tomarnos nuestro tiempo para descubrir cuáles son nuestras vocaciones esenciales, y ver cómo las podemos plasmar en nuestro trabajo actual transformándolo, o generando otro tipo de trabajo, el cual puede ser una actividad en la cual uno pueda desarrollar esas vocaciones que uno tiene, y encontrar en el trabajo un camino para realizarse y manifestar la plenitud de la vida.
Espero que esta pequeña reflexión te haya servido, al menos a mi me sirvió en su momento… Yo soy de los que no miro el reloj, se me pasa el día volando… ¿por qué será?
Excelente artículo, lo promocionaré en mi portal de curación de contenidos http://www.buzzcontent.co.
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